"Un equipo es como un buen reloj: si se pierde una pieza todavía es bonito, pero ya no funciona igual" |
Ruud Gullit fue uno de los grandes artífices de aquella gran Holanda de los años 80 junto a otros jugadores de talla mundial como Marco van Basten, Frank Rijkaard, Ronald Koeman, Vanenburg, Wouters, etc. Es curioso que pasados más de 20 años aún se hable y se recuerde a La Naranja Mecánica de la década de los ochenta. El fútbol practicado por esa selección fue suficiente para cambiar radicamente el concepto que se tenía del fútbol. Ya no sólo importaba el resultado. El estilo de juego combinativo comenzó a desarrollarse y a atraer al espectador. Esa Holanda trajo consigo las grandes innovaciones futbolísticas además de un estilo de toque bien definido. La posición de los jugadores dejó de ser tan rígida como lo era hasta entonces. Primaba la posesión del esférico y para conservarla, los jugadores tenían casi una libertad total de movimientos. A diferencia de la Holanda de Cruyff, en la Holanda de los ochenta no había un crack por encima de todos como lo fue el propio Johan Cruyff en su momento. La Holanda de los ochenta era un conglomerado de jugadores muy fuertes físicamente, con una gran calidad técnica y una enorme polivalencia sobre el campo. Ese modelo no entendía de nombres propios. Se comenzó la década con jugadores como Rensenbrink, Rep, Neeskens o Krol que llevaron a la selección a una final de Mundial frente a Argentina en la que no se logró el título. Gullit, van Basten, Rijkaard y compañía tomaron el testigo a finales de la década, llevando el modelo a su máximo nivel en la final de la Euro`88 celebrada en la RFA. Los Países Bajos derrotaron a la URSS y se proclamaron campeones de la Europa.
Rudolphus Dil Gullit nace el 1 de septiembre de 1962 en la capital de los Países Bajos, Ámsterdam. Su padre, natural de Surinam, ejercía en Ámsterdam de profesor de economía en una escuela. Gullit fue el resultado de la relación entre su padre y su buitenvrow (amante). A los 10 años, Ruud Gullit comenzó a practicar el fútbol formando parte del Rozendwarstraat. Al poco tiempo comenzó a jugar para otro club de Ámsterdam, el DWS. En ese quipo coincidió con futuras estrellas como Rijkaard, Ronald Koeman o Kieft.
Gullit con la camiseta del HFC Haarlem |
Gullit con el Feyenoord |
Gullit vivió una gran etapa en el PSV |
Gullit logró el Balón de Oro en 1987 |
Gullit le dedica el Balón de Oro a Nelson Mandela |
Gullit, van Basten y Rijkaard en su etapa en el AC Milán |
En la temporada 1988/1989 el Milán no pudo revalidar su título de liga. No obstante, el equipo de Sacchi logró levantar la Liga de Campeones. Para llegar a la final, el Milán tuvo que enfrentarse en semifinales contra el Real Madrid de la Quinta del Buitre. En el partido de ida en el Santiago Bernabeu el encuentro finalizó con el empate a uno. Todo quedaba para la vuelta en el estadio de San Siro. En ese partido el Milán practicó una auténtica lección de fútbol y apabulló al Real Madrid de Leo Beenhakker. Al final de los noventa minutos el tanteador reflejaba un indiscutible 5-0. Gullit fue el autor del tercer gol y el asistente del primero y del cuarto. Pero todo no fueron buenas noticias para el Milán, Ruud Gullit sufrió una lesión y era duda para la final que se disputaría un mes después en el Camp Nou frente al Steaua de Bucarest.
En la temporada 1989/1990 la desgracia se cebó con Gullit. El holandés tan solo pudo disputar dos encuentros de Liga en toda la temporada debido a las lesiones sufridas en los ligamentos de su rodilla derecha. Pero no todo iban a ser desgracias para Ruud. Gullit llegó a tiempo para disputar la final de la Liga de Campeones frente al Benfica. El Milán repitió título gracias a un solitario gol de Rijkaard y Gullit disputó los 90 minutos.
En la campaña 1991/1992 llegó al banquillo rossonero el pragmático Fabio Capello tras un año en blanco con Sacchi. En estos dos años Gullit gozó de una relativa continuidad en el juego a pesar de que las lesiones musculares persistían. De la mano de Capello volvieron a llegar los resultados y el Milán conquistó el Scudetto. A la temporada siguiente Capello repetiría el título doméstico, no obstante el papel de Gullit en el equipo se fue debilitando hasta el punto de disputar 15 partidos de Liga en los que eso sí, logró anotar 7 tantos. Al finalizar dicha temporada Gullit fue traspasado a la Sampdoria de Eriksson.
En la Sampdoria Gullit volvió a recuperar su antiguo nivel futbolístico, las lesiones le dejaron brillar y se erigió en el líder de un equipo en el que contaba con excelentes escuderos (Platt, Jugovic, Serena, Mancini, Vierchowood, etc). En el primer enfrentamiento entre Sampdoria y Milán con Gullit en el bando blucerchiati, los de Erikson se hicieron con la victoria por 3-2, precisamente gracias a un gol de Ruud Gullit. De este modo, Gullit se tomó su vendetta particular con Capello. De la mano de Gullit la Sampdoria se hizo con la Copa de Italia al derrotar en la final al Ancona por el abultado marcador de 6-1. Gullit fue el encargado de abrir la lata con un libre directo que tocó en la barrera rival.
Impresionado el Milán por el rendimiento de Gullit con 31 años y varias lesiones a su espalda, Capello decidió reincorporarlo a sus filas para la temporada 1994/1995. Esa fue una temporada perdida para Gullit, pues apenas contó con oportunidades para jugar. A mitad de la temporada el holandés se volvió a marchar, esta vez cedido, a la Sampdoria.
Gullit, mánager del Chelsea |
A la temporada siguiente se hizo cargo del banquillo del Newcastle, equipo que llevó a la final de la FA Cup, donde cayó derrotado frente al Manchester United. Posteriormente, Gullit probaría suerte en los banquillos del Feyenoord, LA Galaxy y Terek Grozny, sin demasiado éxito.
Con la selección holandesa Ruud Gullit llegó a disputar 66 partidos, participando en la Eurocopa de 1988 y en el Mundial de 1990. Sin duda alguna el mejor momento de Gullit vistiendo la camiseta orange se produjo cuando conquistó la Eurocopa 1988 en Alemania. En la final de este campeonato, la Holanda de Gullit, van Basten, Rijkaard o Ronald Koeman se enfrentaba en la final a la URSS de Lobanovsky. Ya se habían enfrentado en el grupo y la URSS se impuso por 1-0 a Holanda. Pero en la final la historia fue bien distinta. Con poco más de media hora de partido disputada, Ruud Gullit adelantó a Holanda con un certero y potente cabezazo ante el que nada pudo hacer Rinat Dasaev. Posteriormente Marco van Basten se convertiría en leyenda anotando el gol más bello que nadie haya conseguido anotar en una final de un campeonato de selecciones.
Gullit (capitán de Holanda) levanta su único título a nivel de selecciones: la Euro de 1988 |
En el Mundial de Italia en 1990, Holanda no corrió la misma suerte y cayó eliminada en octavos de final frente a la RFA de Völler, Klinsmann, Matthäus, Littbarski, etc. Ruud Gullit solo consiguió anotar un tanto en ese torneo, en el grupo inicial frente a Irlanda.