"Estamos en democracia y yo estoy muy orgulloso de ser romano, así que festejé el gol con el saludo romano, que lo hacían Marco Antonio y Adriano, 2000 años antes que Mussolini"
Paolo Di Canio nace en Roma el 9 de julio de 1968. Desde muy pequeño comienza a interesarse por el mundo del fútbol, dando sus primeros pasos en las categorías inferiores de la Pro Tevere Roma. Poco tiempo después, es fichado por la Lazio. En 1986, un joven Di Canio, de 18 años, se marcha cedido a la Ternara, equipo de la Serie C2. Su actuación en este humilde club, le vale a Paolo para regresar con más experiencia a la Lazio. El equipo biancoazzurro se encontraba por aquel entonces en la Serie B italiana. Sería en esa misma temporada cuando el conjunto aquilotti ascendería a la Serie A. Di Canio permaneció por dos temporadas más en el club romano. A pesar de jugar una cantidad bastante importante de partidos, sus cifras goleadoras no estaban a la altura de un delantero centro (30 partidos y un gol en su debut en la Serie A, y 24 partidos y 3 goles en la siguiente temporada).
Di Canio en la Juventus
No obstante, su juventud, su entrega y su juego pasional le sirvieron para marcharse, en el verano de 1990, a una Juventus de Turín campeona de la UEFA. En Turín, compartiría vestuarios con jugadores de la talla de Roberto Baggio, Thomas Hässler, Salvatore Schillaci o Pierluigi Casiraghi. La gran competencia existente en su posición lo relegaron al banquillo, sin embargo, llegó a disputar 34 partidos, en los que consiguió anotar la pírrica cifra de 3 goles. Esta primera temporada en el club turinés, le valió a Di Canio para ser enviado al ostracismo del banquillo en su segundo año como jugador bianconero. Con Giovanni Trapattoni como nuevo entrenador en la temporada 1991-1992, la Juventus consiguió un meritorio segundo puesto en liga (por detrás del gran Milán de Cappello) y llegar a la final de la Coppa Italia, que perdería frente al Parma (1-0 en la ida para la Juve y 2-0 para el Parma en la vuelta). Di Canio tan solo disputó 917 minutos en liga, en los que no consiguió anotar ni un solo gol. Con 24 años, Di Canio iniciaba su tercera temporada en la Juventus. A pesar de que Trapattoni seguía al frente del banquillo del club turinés, algo cambió para el jugador romano. Aumentó su participación en los encuentros, disputando un total de 31 partidos en liga, 7 en UEFA y 5 en la Coppa Italia, aunque eso sí, la mayor parte de ellos fueron saliendo desde el banquillo. Lo que en absoluto mejoró fueron sus registros goleadores, tan paupérrimos como las temporadas anteriores: en 43 partidos disputados entre todas las competiciones, Di Canio tan solo acertó en 3 ocasiones (todas en liga) a batir al portero rival. En esa temporada, di Canio consiguió su primer título: la Copa de la UEFA frente al Borussia Dortmund (1-3 en la ida y 3-0 en la vuelta). La Juventus, con muchos jugadores de gran nivel en las posiciones de ataque, y viendo que Di Canio no progresaba, decidió traspasarlo al Nápoles.
Di Canio en el Nápoles
En el Nápoles, Di Canio tan solo permaneció una temporada. Allí, entrenado por Marcello Lippi, Paolo Di Canio formó pareja de ataque con el uruguayo Daniel Fonseca. Sin embargo, su falta de olfato goleador no le ayudó mucho a seguir en el equipo napolitano (mientras Di Canio anotó 5 goles en 26 partidos, su compañero Fonseca anotaría 15 en tan solo 27). Su siguiente destino sería el AC Milán de Fabio Capello. Con tan solo 26 años, Paolo Di Canio se había convertido en un auténtico trotamundos del fútbol pasando por 5 equipos en 8 años. Parece increíble, pero este tosco jugador siempre encontraba un equipo grande que se interesara por él.
Di Canio en el AC Milán
Es así como llega al AC Milán en la temporada 1994/1995. Entre los Donadoni, Savicevic, Gullit, Albertini, Boban o Simone, se coló este orgulloso italiano con más corazón que clase. Como era de esperar en un equipo repleto de figuras ofensivas, Di Canio apenas gozó de oportunidades (entre todas las competiciones participó en 19 partidos anotando un gol). En su segunda temporada como rossonero, Di Canio se proclama campeón de la Serie A. En esa misma temporada, anotaría 6 goles en 32 partidos entre todas las competiciones. Su relación con Capello no era la idónea, tras terminar la temporada 1995/1996, decidió abandonar el Milán. Futbolísticamente, Di Canio no aportó demasiado al AC Milán en sus dos temporadas como rossonero, pero fue un futbolista que quedó en el recuerdo de la hinchada milanista por su entrega.
Tras pasar por casi todos los grandes de Italia, Di Canio pone rumbo a Escocia, donde ficha por el Celtic de Glasgow. Allí es declarado futbolista del año. Su gran actuación en tierras escocesas levanta el interés de algunos equipos ingleses. Es así como tras un año en el Celtic, Paolo Di Canio pone rumbo a la Premier League inglesa.
Paolo Di Canio siempre fue un jugador muy querido por los aficionados
Di Canio en el Sheffield Wednesday
En 1997 es fichado por el Sheffield Wednesday, equipo que gracias a sus 12 goles en 32 partidos de Premier, evita el descenso a la First Division. Comienza la siguiente temporada con el Sheffield, pero es transferido en el mercado invernal de 1999 al West Ham. Allí permanece hasta el final de la temporada 2002-2003 firmando sus mejores años como futbolista. En la temporada 1999/2000, además de ganar la Copa Intertoto, firmó su mejor registro goleador como futbolista profesional, con 16 tantos en 30 partidos de Premier (18 en 45 si sumamos todas las competiciones). El 16 de diciembre del 2000, en un partido en Goodison Park contra el Everton, Paolo Di Canio cogió el balón con las manos cuando se encontraba en una posición franca para marcar debido a que paul Gerrard, el guardameta rival, se encontraba tendido en el suelo. Esta acción le valió el Premio Fair Play.
Di Canio defendiendo la camiseta del West Ham
A pesar de abandonar el West Ham en 2003, Di Canio permanece una temporada más en la Premier league, concretamente en el Charlton Athletic.
Di Canio haciendo el saludo fascista
Con 36 años, Di Canio decide volver al Lazio, el club de sus amores. En esta operación, el delantero italiano salió perdiendo dinero. Pero como siempre dijo: "con esta camiseta no tengo miedo a nada". A pesar de su edad, juega con bastante regularidad durante dos temporadas, en las que consigue anotar siete tantos en cada una. El 6 de enero de 2005, el Lazio venció a la Roma por 3-1. Di Canio volvió a marcarle un gol a la Roma (cosa que ya hizo en su primera etapa lazial) y, al igual que ya hiciera en su primera ocasión, volvió a celebrarlo con el saludo fascista. Esta acción le conllevó una suspensión y una multa de 10.000 euros impuesta por la Asociación de Fútbol de Italia. Lo preocupante fue que este gesto de Di Canio fue respondido con miles de brazos en alto desde la grada. De sobra es conocida la radicalidad de cierto sector de los aficionados de la Lazio (el grupo ultra Irreducibili), que veían en Di Canio a su mayor referente y así como a su modelo a seguir. En su alegato de apelación, Di Canio declaró: "el saludo romano lo hago porque es un saludo de camarada a camarada y está dedicado exclusivamente a mi gente y no a incitar a la violencia, ni mucho menos al odio racial".
Paolo Di Canio nunca ha ocultado su ideología fascista ni su admiración por Benito Mussolini. La trascendencia de ese gesto fue tal que Alessandra Mussolini, nieta del Duce y eurodiputada de Alternativa Sociale comentó "Fue muy hermoso, el saludo romano, me encantó", "Le escribiré para que sepa mi agradecimiento". Asimismo, este gesto de Di Canio también fue repudiado por el resto de los sectores políticos. Di Canio lleva tatuado en el brazo derecho la palabra "DUX" (sobrenombre con el que se conocía a Mussolini). En una entrevista que realizó en su juventud ya declaró: "Mussolini fue un hombre profundamente incomprendido. Básicamente fue un líder ético y con principios".
Debido a la enorme tensión que se vivía en la Lazio por las actuaciones y declaraciones de Di Canio, Claudio Lotito, presidente y mayor accionista de la Lazio, decidió no renovar a paolo Di Canio.
Di Canio en su presentación con la Cisco Roma
En julio de 2006, Di Canio firma un contrato con el Cisco Roma de la Serie C2. Paolo declaró: "para mí no es un problema jugar en la Cuarta División, dado que justamente aquí inicié mi carrera". Di Canio permaneció en el Cisco Roma hasta marzo de 2008, cuando anunció su retirada de los terrenos de juego.
Una vez retirado, Di Canio consiguió el título de entrenador. Su primer equipo fue el Swindon Town, al que cogió en mayo de 2011 y ascendió ese mismo año a la Second Division (Tercera División inglesa). Comenzó al temporada 2012/2013 al frente del banquillo del mismo club, donde permaneció hasta que hace unos días firmó por el Sunderland para sustituir a Martin O'Neill. Este fichaje suscitó un gran revuelo en el Sunderland, ya que no todos los miembros de la dirección del club estaba de acuerdo con su fichaje, no ya por su inexperiencia en los banquillos, sino por su ideología política. Esto provocó que el vicepresidente del Sunderland, David Miliband, dimitiera de su cargo.
Está claro que todos los futbolistas tienen derecho a tener su propia ideología política, sea cual sea, pero no por ello deben aprovechar su situación privilegiada (mediáticamente hablando) para darla a conocer en un terreno de juego. De mezclar política y deporte no va a salir nada positivo. Si un futbolista tan mediocre como Paolo Di Canio es hoy día tan mundialmente conocido, está claro que no es por sus méritos dentro de un terreno de juego. Cuando un futbolista da a conocer de una manera tan clara su ideología política, debe asumir que eso provocará el rechazo de muchos dirigentes, clubes y aficionados.
"Me enorgullezco de haber alcanzado los límites que Víctor Sánchez del Amo podía haber alcanzado"
Víctor Sánchez del Amo, nace el 23 de febrero de 1976 en Madrid. Vivió su infancia en Getafe, donde con 8 años empezó a jugar para el Uralita (equipo de la empresa donde trabajaba su padre). A los 10 años comenzó a jugar en el Deportes Alfonso, equipo de fútbol sala de su localidad, con el que se proclamó campeón de España. A los 11 años se incorpora a las categorías inferiores del Real Madrid. En la temporada 1995/1996, con 20 años, Víctor debuta con el primer equipo del Real Madrid, en el último partido de Liga frente al Zaragoza de la mano de Arsenio Iglesias.
- - Cuando
Capello llega al Real Madrid en la temporada 1996/1997, no dudó en apostar por ti como titular
indiscutible ¿cómo recuerdas ese año?
Víctor en el Real Madrid
Como un año crucial en mi carrera deportiva. Capello me dio
la oportunidad de subir al primer equipo para la pretemporada y desde ese
momento ya no salí de ahí. Obtengo la titularidad y acabamos campeones de
Liga. Era una temporada complicada ya que se venía de una anterior que había
sido un fracaso en lo deportivo. Con Fabio Capello aprendí muchísimas cosas
de fútbol y fue mi primer paso en la élite. Había soñado y me había
preparado desde pequeñito para llegar ahí. Cuando llegó el momento intenté estar muy atento
para aprovechar esa oportunidad y poder mantenerme el mayor tiempo posible en
la élite del fútbol.
- - Capello
se marcha nada más acabar la temporada. Llega Heynkes y pasas a un papel
secundario. Aunque seguías jugando con cierta regularidad, perdiste el papel de titular indiscutible. El Real Madrid se descolgó de la lucha por la Liga y logró la Séptima.
Víctor con el Real Madrid el año de la Séptima
Fue un año muy irregular, muy parecido al que está teniendo
este año el Real Madrid. En la Liga nos distanciamos de la pelea por el título y en la Liga de Campeones había una mentalización tremenda. En cada
partido de la fase de liguilla como luego en las eliminatorias, se veía un
equipo totalmente diferente al de la Liga. ¿El por qué?, quizás ese peso
histórico que recaía sobre las espaldas del club de llevar tantísimos años, sin ganar un título de Copa de Europa, 32
si mal no recuerdo. Se creó el ambiente
ideal para que todos esos ingredientes juntos al final
germinaran en un equipo que fue capaz de competir al máximo nivel y ganar esa
Copa de Europa ante una Juventus, con jugadores de la talla de Davids, del Piero, o Zidane en su mejor momento de forma, que era la máxima favorita. Es otro año
para mí fantástico. Con Jupp Heynckes es verdad que ese año ya no tuve la
titularidad de una forma tan clara como en el año anterior, pero creo que
participé en un número de partidos muy importante tanto en Liga como en Copa
y en Champions. Otro año muy contento.
-- En la
siguiente temporada, Camacho se marcha en pretemporada y llega Hiddink al
banquillo del Real Madrid. Entonces decides marcharte al Racing. ¿Qué te
impulsó a cambiar al campeón de Champions por un equipo que lucharía por
permanecer en Primera División?
Cromo de Víctor con la camiseta del Racing
Eso fue una apuesta deportiva mía. Se me presentó una situación en la que por motivos extradeportivos, tenía que decidir sobre mi futuro. Yo tenía muy claro que la decisión de salir
la tomaría yo. Elegiría yo mi futuro. En ese momento el equipo que quería
apostar por mí fue el Racing de Santander. Para mí era una parada de paso, por
supuesto, para tratar de seguir creciendo como futbolista hacia un club que me
permitiera tener las aspiraciones que a uno que le han enseñado desde pequeño a
jugar a ganar todos los partidos, pues quiere seguir manteniendo. Me siento muy
orgulloso de haber sido valiente en tomar esa decisión, porque al final me
salió bien.
- Allí
realizas tu mejor temporada a nivel goleador con 12 tantos en Liga. ¿Qué tenía
ese equipo para que vieras puerta con tanta facilidad?
No es que ese equipo tuviera nada especial, es una cuestión
táctica, depende de la posición. Cuando yo llegué de alevín al Real Madrid
jugaba de delantero. En infantiles me colocaron en la banda derecha y a partir de ahí
jugué siempre en posiciones del centro del campo, por banda derecha, izquierda
e incluso por el centro. En el Racing de Santander jugué de segundo delantero,
con libertad absoluta para bajar al centro del campo y para llegar al área. En
la primera vuelta conseguí once goles, hasta que hubo un cambio de entrenador y
llegó Gustavo Benítez. Cambiamos de sistema y pasé a jugar de carrilero con una
defensa de cinco y evidentemente el área ya me quedaba muy lejos. Esa es la
explicación, al final es una cuestión táctica.
- -El año en
el Racing te vale para fichar por el Deportivo de Irureta en 1999. Buena temporada para
ti, tanto a título individual siendo un indiscutible y debutando con la
selección, como a título colectivo con un título de Liga que nadie se esperaba.
¿se puede pedir más?
No, no se puede pedir más. Pasé del Racing a un Deportivo que estaba construyendo un
proyecto importantísimo. Uno por quien tiene que
apostar es por sí mismo, tiene que tener confianza uno mismo, en sus cualidades y
son sus argumentos los que tiene que poner en el terreno de juego y los que
le van a llevar a crecer. Nunca hay que conformarse, siempre hay que querer más
y tener un espíritu de crecimiento y aprendizaje constante, al final es lo que
te lleva a buscar lo máximo de tus posibilidades, que es a lo que deberíamos
aspirar todo el mundo en la vida, no solo en el ámbito deportivo. Tratar de
exprimirnos al máximo en función de nuestras capacidades. Si te relajas y te
duermes, te estás siendo infiel a ti mismo y eso no debería suceder. Haber sido
uno de los partícipes y protagonistas de esos momentos de la mejor historia del
Depor, a uno le llena de orgullo y satisfacción, sobre todo cuando se ha sido
tan valiente de tomar la decisión que tomé yo cuando salí del Real Madrid con
22 años.
- - En tu
primera temporada en el Deportivo ganaste tu segunda Liga. Esta desde luego fue
mucho más inesperada que la primera. ¿Cómo viviste ese título liguero en comparación con el
primero?
Víctor vivió en el Deportivo sus años más felices
Bueno, esa fue más complicada, es lógico. Lo que pasa es que la primera, ten en cuenta que la conseguí en la temporada de mi debut en el
primer equipo del Real Madrid. Yo estaba viviendo un sueño, para un jugador que
entró en la casa con once años y ve cumplirse ese sueño de jugar en el primer
equipo y conseguir el título de Liga, se celebra de una manera tremenda. Es
verdad que tres temporadas después, uno tiene ya más experiencia acumulada en
la competición y valora desde otro punto de vista el éxito. La ilusión de una
ciudad como La Coruña que había visto como la historia le robó en el último
minuto del partido, con la no consecución de un penalti, su primer título de
Liga. A la segunda oportunidad la conseguimos, y ser protagonista de eso te
llena de orgullo, porque además, después de tanto tiempo en La Coruña, se
entiende mucho más por qué desde el principio te sientes tan integrado en una
ciudad como La Coruña. Yo siempre tendré palabras de agradecimiento hacia esa
gente que es realmente hospitalaria y que conmigo se portaron desde ese primer
día que yo llegué a La Coruña de una manera fantástica, por lo cual lo vives
con ese agradecimiento y esa gratitud a la gente y a la afición por la
importancia que tiene no ser el Madrid ni el Barcelona y ganar un título de
Liga. Eso tuvo muchísimo mérito, por más que desde algunas perspectivas se le
quiera restar importancia hablando de que si se consiguió con pocos puntos o
que el Real Madrid y el Barcelona no estaban bien. Madrid y Barcelona tienen
todas las temporadas las mejores plantillas de España y una de las mejores de
Europa y por tanto del mundo, por lo cual, competir contra estos dos equipos y
estar por delante de ellos tiene muchísimo mérito. Lo que es una utopía es que
cualquier otro equipo de liga que no sea Madrid o Barcelona, vaya a ganar el
título con cien puntos y 120 goles. Porque eso es prácticamente imposible, eso
está solo al alcance de Real Madrid y Barcelona. Una Liga que se consigue con
menos puntos quiere decir que es más competida, porque los puntos se reparten.
La cantidad de puntos son los mismos, si el primero tiene muchos, es que se los
ha quitado a los demás y si se los ha quitado a los demás quiere decir que hay
poca competencia, por lo cual una Liga que gana el Valencia o que gana el
Deportivo u otro equipo con sesenta y tantos puntos o con setenta, la lectura
que hay que darle no es la de que la liga tenga poco nivel, al revés, es de más
nivel.
-- Con la
selección jugaste varios partidos, pero no llegaste a entrar nunca en una lista
para una Eurocopa o Mundial. ¿Es una espina clavada?
No, no porque al final hay cosas que uno no puede manejar y
que no dependen de él. Yo no tuve la fortuna de vivir un momento de tanta
tranquilidad y tan dulce como es el momento actual de la selección española.
Desde que la selección se proclamó campeona de Europa en 2008. El contexto que
me tocó a mí vivir como jugador, las participaciones que tuve con la selección
fueron momentos muy convulsos, con mucha problemática, cambios de
seleccionadores, no terminaba de agarrar ninguno de los proyectos y eso
generaba mucha inestabilidad. Participé con dos seleccionadores diferentes, a
los cuales les estoy muy agradecido, y fue una experiencia fantástica para
seguir creciendo como futbolista. Seguramente, en un momento de más calma, hubiera
tenido más posibilidades de participar con más continuidad, pero a cada uno le
toca lo que le toca.
- - ¿Qué
significó para un madridista como tú el "Centenariazo"?
Víctor conquistó en el 2002 su primera Copa del Rey
Yo ese momento lo viví como un deportivista, no como un
madridista. Uno cuando es profesional, el sentimiento de aficionado lo pierde.
Por lo menos a mí me ha pasado. Mientras he sido profesional de los clubes en
los que he estado, no ha habido nada más importante en mi cabeza que defender a
muerte a mi equipo, no ha habido ni un hueco para alegrarme de las victorias de
equipos en los que anteriormente hubiera estado. Uno está centrado en su equipo
y solo quiere lo mejor para su club, que es al que se debe. Aquel día lo viví
no como hincha sino como profesional y como profesional lo celebré al máximo
por la dificultad que entraña el conseguir ganar una final al Real Madrid de
Zidane, Raúl, Roberto Carlos, Figo y esa multitud de estrellas. Ganarles y
encima en el Bernabeu tiene mucho mérito, porque son equipos que no están
preparados para fallar en los momentos importantes y si nosotros con el
Deportivo fuimos capaces de ganarles y ganarles bien, porque fuimos claramente
superiores en esa final, quiere decir que éramos un equipo importante.
-- ¿Puede
ser ese título más importante que las dos ligas anteriores que habías logrado?
Todos los títulos son buenos, los disfruté todos. No son
cosas que se me dieron a la vez. Cuando fui campeón de Liga lo celebré al
máximo porque fue un momento de máxima emoción, eres campeón de Copa y lo
celebras al máximo. No te paras a pensar si un título puede ser más importante
que otro. La Copa del Rey era un título que me hacía muchísima ilusión porque
no tenía ninguna. Con el Deportivo si es cierto que algunos títulos se pueden
celebrar más. Yo con el Real Madrid gané una Supercopa y con el Deportivo dos,
y estas últimas sí se celebraron más.
- - En el
Deportivo estuviste 7 años rodeados de futbolistas como Tristán, Valerón,
Makaay, Fran, Mauro Silva, Donato, Molina, Luque… ¿Qué aprendiste de ellos?
Aprendes tanto de tus compañeros como de todos los
entrenadores que tienes en tu carrera. Aquella fue una generación fantástica,
llegaron muchos españoles que habían sido campeones de Europa con la sub21,
otros con sus selecciones respectivas empezaron ya a acumular internacionalidades.
Se hizo un equipo muy bonito, una plantilla muy equilibrada donde todos los
jugadores peleábamos al máximo por el puesto de titular. Desde esa competencia,
respeto y esa idea de que todos teníamos que tirar en la misma dirección,
conseguimos vivir un montón de temporadas al máximo nivel en la élite. No sólo
conquistamos títulos. Era un orgullo desplazarnos en los partidos de Champions, Tuvimos grandes actuaciones plazas históricas del fútbol
europeo, como Milán, Manchester, Munich, Turín, o Londres. Campos emblemáticos
donde dejamos momentos para el recuerdo y fuimos despedidos con grandes
ovaciones en muchos de esos partidos por ese sentimiento y esa gran afición que
hay por Europa que sabe reconocer cuando un equipo hace buen fútbol.
-- En 2006,
con 30 años, pones rumbo a Grecia y firmas por el Panathinaikos. Allí apenas
gozas de continuidad por las lesiones. ¿Mal recuerdo?
Víctor en el Panathinaikos
No, no, no. Cuando uno lo pone todo de su parte para hacer
las cosas bien y pasan temporadas como esta, te vas con la cabeza bien alta y
no tienes ningún remordimiento de conciencia. La verdad es que fue una
temporada muy desgraciada porque llegué sin hacer pretemporada y directamente
entré a competir. Empecé a acumular unos problemas de tendinitis que generaron
una tendinitis crónica y unos problemas de rodilla que no eran operables. Esto
me impidió competir con continuidad. Fue una experiencia muy bonita, muy buena,
guardo un buen recuerdo a pesar de haber tenido ese infortunio porque pusimos
todo de nuestra parte con los servicios médicos tanto griegos como españoles y
no fue capaz de solucionar esos problemas. Tuve que volver a España y poner fin
ya prácticamente a mi carrera deportiva.
- - Como bien
dices, regresas a España, a Segunda División donde te incorporas a la plantilla
del Elche...
Víctor con el Elche
Sí, yo veraneo desde muy pequeñito en esa zona, en una
urbanización entre Santa Pola y Elche y tengo relación con mucha gente de allí,
me pidieron que les echara una mano y me acerqué, me hablaron de un proyecto
interesante de subir a Primera, yo ya me había recuperado de esas molestias que
sufrí en Grecia y empecé a entrenar con ellos y a participar. Hablamos de que
si a mí me llegaba la oportunidad de elegir otro equipo me dejarían salir sin
problemas, pero entré en otra dinámica de lesiones que vinieron producidas por
otras circunstancias, patadas, golpes, me hicieron en dos partidos diferentes
dos entradas terroríficas en la rodilla, tuve dos roturas parciales de
ligamento lateral, de músculo poplíteo, que es un músculo que está por detrás y
da mucho la lata. Al final, cuando
entras en esa dinámica, llegó final de temporada y decidí poner fin a mi
carrera deportiva.
-- ¿Qué
balance haces de tu carrera deportiva como jugador?
Sobre todo el balance de tener el orgullo de haber luchado
constantemente por crecer, por aprender cosas cada día, de haberme llevado muy
cerca seguramente de los límites futbolísticos que Víctor Sánchez del Amo
podría alcanzar, por dedicación, esfuerzo y mentalidad. Más allá de los
títulos, cifras y números de partidos o goles, esto es de lo que me
enorgullezco. Uno conoce sus propios límites y sabe lo que es capaz de dar. A
mí me da pena ver a compañeros que además en el curso de entrenador coincides
con muchos, que hacen estas reflexiones una vez retirados. Se arrepiente de no
haber tenido la dedicación que esta profesión requiere, de no haber tenido la
mentalidad que esta profesión requiere y que se ven que han estado lejos de ese
límite que como futbolista por sus capacidades innatas podían haber tenido. Yo
para eso tengo la cabeza bien alta y el orgullo de haber sido un luchador
constantes, de haber conseguido todas las cosas que he conseguido a base de
esfuerzo, de que nadie te ha regalado nada y te permite afrontar lo que te
queda con esa misma mentalidad. Mi filosofía de vida es esa, confío en mí
mismo, en mis cualidades y en mi capacidad para conseguir los retos que me
propongo.
-- ¿Te ves
algún día emprendiendo una aventura al frente de un banquillo?
Sí, pero no pierdo tiempo en pensar en eso ahora. Estoy
encantado de formar parte del grupo de trabajo de Míchel al que le estoy súper
agradecido por haberme dado la oportunidad tan rápido, recién terminé el curso
de entrenador. Espero estar con él mucho tiempo y que podamos disfrutar de
muchos éxitos durante muchos años.
-- De
pequeño, ¿quién fue tu ídolo futbolístico?
Víctor con Míchel, uno de sus ídolos
Pues no tenía uno, tenía varios. Me gustaba fijarme en las
mejores cosas de muchos. Me encantaba la capacidad de remate de Hugo Sánchez,
por lo cual era mi ídolo en cuanto a remate. Me encantaba la calidad en los
pases de Míchel, por lo cual era mi ídolo en cuanto a los pases. Me encantaba
la capacidad de lucha y ese genio que tenía Juanito, por lo cual intentaba
aprender a tener esa raza que le llaman. Sobre todo esos tres jugadores eran
tres en los que me fijaba muchísimo.
-- ¿Un
entrenador?
Capello hizo titular a Víctor
¿Un entrenador?, te tengo que decir todos. Porque con un
entrenador solo no te llega. Esto es una carrera de un medio plazo que dura 10,
12, 15 años y en ese periodo, salvo que juegues en el Manchester United
(risas), tienes varios entrenadores. Por lo cual, aunque te gusten más unos que
otros de los que has tenido, todos han sido importantes.
- ¿Alguno
que influyera más en ti?
Sobre todo, por la oportunidad que me dio para
debutar, Fabio Capello. Pero por esa circunstancia, alguno tiene que ser el
primero. Por educación y por agradecimiento, pues uno le guarda un especial
cariño. Aparte de ser un magnífico entrenador como ha demostrado en muchas más
situaciones, no porque lo diga yo y porque me diera la oportunidad se puede
pensar que no soy objetivo, pero desde luego que no hace falta que descubra yo
a Fabio Capello como entrenador.
-- ¿Tu mejor
gol?
(Se lo piensa) Difícil… porque no es que me haya
hinchado a meter goles en mi carrera, pero ha habido unos cuantos bonitos y
también importantes. Ahora me viene a la cabeza la falta en el Nou Camp
en la primera victoria en la historia del Deportivo en ese campo. Fue un gol de
falta, muy bonito, en el descuento del partido y supuso el 2-3.
-- ¿Un
momento?
(Se lo piensa más) El día de mi debut en
Liga con el Real Madrid en el Bernabeu. La sensación de salir al estadio y, de
repente, ver un campo de noventa mil personas lleno es algo absolutamente impresionante y novedoso para un chaval
de 20 años, como era yoen aquel momento. Recuerdo la sensación de como en un parpadeo, abstraerte de
todo lo que te rodeaba, escuchar el pitido del árbitro y dedicarte solo a jugar.
Como si de repente hubiera desaparecido el resto. Ese es un momento que se me
ha quedado grabado en la cabeza.
-- ¿Un
estadio?
Estadio de Anfield
A mí si hay un estadio que me ha
impresionado siempre, y he tenido la suerte de jugar en él, es Anfield. Ese momento
mágico del himno del Liverpool es… para mí, que me encanta esta profesión, algo que he visto desde pequeñito por televisión, y he tenido la fortuna de
poder vivirlo en persona y escucharlo. La verdad es que es impresionante.
--¿Una
hinchada?
(Se lo piensa bastante) ¿una afición?, te diría que la
incondicional. Quiero decir, la que está siempre con su equipo. Tanto en los
mejores como en los peores momentos. Una afición que es capaz de abstraerse de
situaciones externas y apoyar a su equipo no sabe la de puntos que le da a su
equipo a lo largo de una temporada. Tenemos un ejemplo con la del Deportivo. La
afición del Deportivo dio un paso adelante la temporada pasada, cuando el
equipo descendió de Primera a Segunda, acompañó a su equipo en todos los
partidos, tanto en Riazor como fuera y lo llevó en volandas de vuelta a la
primera categoría. Eso es un ejemplo.
Víctor con Valerón en el Depotivo
--¿Qué
jugador te ha impresionado más?
(Se lo piensa) A ver, he jugado con muchísimos y
contra muchísimos. Pero el que más me ha impresionado, porque la gente no ha
tenido la oportunidad de verle al nivel que se merecía y rodeado de los
jugadores que se merecía, Valerón. Valerón en su etapa de plenitud era un
jugador que de haber estado en un Madrid o en un Barcelona, hubiera sido un
ganador del Balón de Oro seguro.
-- ¿Un
hobbie?
Pues todo lo que es deporte, porque juego al tenis, juego al
golf, ahora que está de moda el pádel pues el pádel también. En fin, todo lo
que es deporte me encanta, pero por encima de todos y el que he jugado de
pequeñito, el tenis.
Buscando siempre el éxito del colectivo, sabedor de que una individualidad puede ganar partidos pero no títulos. Víctor, un jugador de equipo no exento de calidad individual para resolver un partido en un momento dado. Víctor, un futbolista con el que cualquier entrenador querría contar. Víctor Sánchez del Amo, uno de esos futbolistas que hacen del fútbol un deporte más noble.